lunes, 20 de octubre de 2008

Oveja negra


ya lo sé
ya soy consciente
de que las ovejas negras son necesarias.
Reúnen los rebaños
y les dan una razón común en la condena.

Y yo que nunca quise ser oveja
como no hay otro remedio
-ya que no tenía disfraz de perro verde-
me tocó ser la negra en este medio.

La verdad es que me gusta
no lo niego
ser oveja distinta y sin rebaño
(sé que no soy oveja pero a ellos
les da seguridad si así me miran)
y jugar de un pasto a otro descubriendo.

A pesar de saberme
sé que es duro
el nombre que me dan
cuando me miran
y ven que no pretendo ser inmaculado
sino ser solamente
uno entre todos.

Quizá lo que molesta es mi falta de fe en los constructos
y que me siente a pensar viendo la luna.

Quizá sea que no le voto a su partido
o que no participo en sus asados.

La paella del domingo a veces me la salto
y me quedo durmiendo hasta las cinco.

Sé que soy necesario
y me divierto
siendo espejo y loquito y payaso
y aún me entrego sin reserva en cada abrazo
aunque sepa que a veces no se alegran
de que ande entre ellos sonriendo
como una oveja negra.